Información Referente a Grupos

Se trata del más alto tribunal mágico de Gran Bretaña, encargado de ejercer una suerte de poder judicial. Tradicionalmente es precedido por el mismísimo Ministro de la Magia o por el director del famoso colegio Hogwarts de Magia y Hechicería; actualmente es desempeñado por el primero. Está formado por alrededor de cincuenta personas y, todas ellas, con mentes pensantes y diversas, por lo que no es extraño encontrar personajes en constante desacuerdo con el ministro de turno. Externamente, los miembros del Wizengamot se caracterizan por vestir túnicas de color morado con una letra “W” bordada con hilo de plata en el lado izquierdo de ésta, prácticamente sobre donde debería estar el corazón de todos. Por lo general, sus miembros han sido víctimas de alguna especie de reconocimiento honorario en la comunidad mágica, ya fuera por sus diversos logros o porque sencillamente descienden de una familia mágica de auténtico renombre y suficiente influencia como para corromper levemente el sistema. Así mismo, el cargo requiere un mínimo de requisitos a cumplirse, tales como una edad no menor a treinta años y una nacionalidad británica o bien, una naturalización en el país de cuanto menos seis años.
El Wizengamot nunca funcionó como una auténtica unidad debido a la diversidad de opiniones y puntos de vista que en su seno florecen, pero actualmente estas diferencias se han hecho mucho más marcadas: algo no va bien. Miembros del Wizengamot han comenzado a agitarse, reclamando el puesto que ellos creen correspondiente. Ellos juzgan, ellos son los que aplican la ley, incluso ellos se creen más valiosos que el Primer Ministro, que en sus tribunales tiene solo un voto y su propia influencia. Algunos miembros del Wizengamot están en contra de la organización ministerial actual: ellos no quieren, deben ser los protagonistas. El conflicto ha pasado de castaño oscuro al momento en que un grupo subversivo, inspirado en estas ideas, ha surgido para “defender” los ideales de miembros del Wizengamot que así piensan. Paralelamente, también existen miembros del tribunal que están totalmente de acuerdo con el régimen actual; no es que no tengan nada que repudiarle a su Ministro, pero al menos respetan su autoridad. También los hay que reciben algún beneficio al mantener esta posición.
Así pues, el Wizengamot está fragmentado pero aun así sus servicios administrativos así como su desempeño en los juicios siguen siendo intachables. El conflicto radica en que nadie está seguro de cuanto tiempo permanecerá esta situación. El orden dentro de caos.

Este grupo presenta una gran amplitud e incluye una gran diversidad de puestos, yendo desde la máxima autoridad –el Ministro- hasta aquellos cuya condición profesional es más humilde –podríamos hablar de un conserje, pero aquí los elementos de limpieza se mueven solos por arte de magia. El Ministerio está conformado por varios departamentos o pisos y, a excepción del décimo cuyos empleados forman una categoría aparte –el Wizengamot–, todo el restante de empleados forman el personal ministerial. Los puestos son muy diversos; aquellos que gozan de un especial renombre son los aurores y los desmemorizadores, aunque en menor grado. También están los jefes de cada departamento junto con sus respectivos empleados.
Para formar parte del personal no deben cumplirse grandes requisitos; tan solo contar con la preparación necesaria para desempeñar la función, que puede ser más o menos exhaustiva dependiendo del puesto.
Las opiniones en lo que a la organización ministerial respecta son muy heterogéneas, tal como era de esperar por el gran número de empleados. Están quines defienden una postura favoritista hacia el actual ministro, así como quienes lo repudian por sus propios motivos. También están los de opiniones neutrales, que cambian de postura como el viento de dirección. En el apartado de rangos se hará una explicación más profundizada respecto a las diversas preferencias políticas, haciéndose hincapié en los grupos extremistas.

Son todos aquellos que no forma parte del Ministerio, pasando por jugadores de quidditch, artistas, investigadores, profesores o simplemente jóvenes y niños; también los hay criminales. Es un grupo de lo más heterogéneo y quizás por esto mismo es que se ha tornado especialmente relevante en los últimos tiempos. De ellos han surgido los grupos predominantes en los que las masas se han alineado –los rangos– y ellos mismos han sido quienes han sumido a Londres en el embrollo general de hoy día. Así mismo, no tienen porqué dedicarse enteramente a ninguna agrupación, fuera cual fuera la que escogieron: pueden ser perfectamente neutrales y continuar con sus trabajos como periodistas, ser niños que copian la postura de sus padres sin hacer preguntas o ser un mago de ideología odversi que en sus ratos libres planea un movimiento revolucionario para suprimir al Wizengamot… lo que prefieras.
Ante la situación actual y la falta de atención de las autoridades, muchos grupos rebeldes independientes y simples magos y brujas problemáticos han comenzado a hacer de las suyas, en especial aprovechándose de los muggles, cuyas existencias están sumidas en un caos aun muchísimo mayor. A diario el Wizengamot lleva a cabo nuevos juicios y los dementores de Azkaban ven llegar nuevas almas, pero aun así el número de estos/as es inferior al cual debería ser.

A la Inglaterra muggle le va infinitamente peor que a la mágico: no solo tienen los conflictos internos habituales, si no que como aliciente ha comenzado la Primera Guerra Mundial –lo cual demanda armamento, alimento y vidas humanas-, ha comenzado a peder su poderío sobre distintas colonias suyas a lo largo y ancho del mundo y además una pequeña crisis económica comienza a cernirse sobre las cabezas de los muggles. A esto debe de sumársele el accionar de magos y brujas de oscuros intereses, que desprecian a los muggles y encuentran abundante diversión en atacarlos.
Los muggles continúan mas o menos ignorantes como siempre: ya no brindan cosquilleantes piras en llamas a sus brujas pero sin embargo han sido lo suficientemente estúpidos como para embarcarse en una guerra de tamañas proporciones. Algunos oscuros sectores del Ministerio respaldan su maltrato y los repudian; lamentablemente en ese sentido el mundo mágico sigue un tanto atrasado y aun predominan grandes magos y brujas con ideales anti muggles.

Entre la espada y la pared; entre los magos y los muggles. Aun los que consideran a los squibs como magos defectuosos o como una suerte de muggles infiltrados en las mejores familias mágicas continúan existiendo; por desgracia no parecen decaer en número. Aun aquellos que no sienten gran repulsión por los squibs y los toman simplemente como magos con mala suerte no pueden hacer gran cosa por ellos: como seres sin magia, poco y nada pueden hacer en un mundo donde una varita mágica lo es todo.
Aquellos pocos aventureros que se niegan a abandonar el mundo en que se criaron buscan alternativas que no requieran el uso de la magia: no tienen muchas posibilidades, desde luego, pero en ocasiones empleos como conserjería o periodismo le pueden salvar a uno el pellejo. Aquellos que no logran integrarse a la comunidad mágica –la gran mayoría- se ven obligados a convivir con los muggles, generalmente ocupando el lugar del vecino extraño. De más está decir que en estas circunstancias no lo están pasando demasiado bien.

Este grupo es un tanto especial, pero no hay motivos para que no se le permita existir. El rol no tiene porqué limitarse a seres humanos con o sin poderes mágicos: si así lo deseas puedes llevar un elfo doméstico, un goblin de aquellos que trabajan en Gringotts, un hipogrifo, un dementor, una doxy o lo que sea que te imagines. Lógicamente, algunos personajes –como un elfo- serían mucho mas ricos a la hora de rolear que un dementor, pero nada es impedimento. Un detalle a destacar es que los personajes licántropos también pertenecerían a esta categoría; lo mismo ocurriría con los vampiros, de no ser porque constituyen la única especie de criaturas mágicas que el foro prohíbe.